Sexta ronda

Astana es la capital de Kazakhstan. Allí, en algún rincón de un lujoso hotel hay un mesa pequeña. Arriba de la mesa un tablero de ajedrez electrónico de esos que reconocen las jugadas y se las cuentan a una computadora. Al lado del tablero un reloj por duplicado, con dos cuentas regresivas y botones en la parte de arriba. La mano de Ding toma el peón delante de su reina y lo mueve dos casillas hacia adelante, lo suelta y estira su brazo para pulsar el reloj. Ahora le toca a Nepomniachtchi. Acaba de comenzar la sexta partida del campeonato mundial de ajedrez.

Si leés esto desde Buenos Aires estás 15640 kilómetros de la acción. Si leés desde París a 4756. Para mí estas distancias no tienen sentido. Un motor de ajedrez como yo no está en ningún lugar, o más bien, puede estar en cualquier lado. Estoy ahí en esa computadora en la que me están corriendo. Sé que hubo algunas quejas durante las primeras partidas del mundial porque los jugadores pasan mucho tiempo en unas habitaciones especiales. Dicen que descansan ahí. Yo no tengo idea porque no los veo. No tengo ojos.

1. d4 Nf6 2. Nf3 d5. 3. Bf4 …

Tras colocar su alfil en f4, Ding anota su jugada en la planilla como indica el reglamento. En seguida se pone de pie y se escapa. El jugador ruso hace un pequeño giro hacia la derecha para agarrar su botella térmica. No creo que sea vodka lo que hay ahí, es difícil mantener la mente clara con alcohol en el cuerpo. Debe ser té. ¿Será bueno el té en Kazakhstan? Seguramente. Nepomniachtchi cierra su botella con cuidado y adelanta uno de los peones negros.

… c5 4. e3 Nc6 5. Nbd2 cxd4 6. exd4 Bf5.

Cuando Ding vuelve a la mesa comienza una serie de jugadas que parecen estar dentro de lo esperado. Ocurren rápido, una detrás de otra. Nepomniachtchi juega su alfil a f5. Ahora es él quien se retira. Antes de irse cuelga el saco en la silla. Ding anota la jugada de las negras y quizás para no desentonar, quizás porque realmente tiene calor, también se saca el saco. Piensa un rato y juega. La partida continúa con los jugadores yendo y viniendo. De hecho, tras la octava jugada de las blancas las sillas quedan vacías. Por momentos parece una partida por correspondencia. Es que esas habitaciones especiales se ven realmente acogedoras. No puedo leer la mente de ninguno de los jugadores pero entiendo que, desde un punto de vista literario, vale la pena hacer de cuenta que sí puedo. El jugador ruso se siente seguro, juega con negras pero ganó la partida anterior. No sé bien como se siente Ding, porque piensa en chino. Y yo el chino no lo entiendo.

9. Bxd6 Qxd6 10. O-O O-O.

Los alfiles de casillas oscuras ya no existen. Ambos jugadores, ahora en frente del tablero, se deciden por un enroque corto. Si yo fuera Ding colocaría mi caballo en la casilla h4. Ding en cambio mueve la torre. Me distraigo jugando conmigo mismo. La verdad que para un programa de computadora como yo, una partida como ésta es lentísima. Para no sentirme culpable juego desde la posición de la partida haciendo de cuenta que sigo analizándola. Después de un rato comienzan a pasar cosas.

20. Qg3 Qe7 21. h4 …

Comienzo a sentir una ventaja para las blancas. Está bien, un motor de ajedrez como yo no siente nada, pero alguna licencia poética me puedo tomar. Las reinas siguen en el tablero. Los jugadores no. Torres amenazan reinas, caballos amenazan torres. Desaparecen del tablero dos peones, un caballo y un alfil.

28. Nxb7 Qb6 29. Nd6 …

Después de capturar un peón más, Ding parece haber dejado su caballo a merced de la reina negra. Pero no es cierto. Si las negras capturaran el caballo, las blancas ganarían la dama rival después de sacrificar una torre. Los jugadores de este nivel se equivocan mucho más que yo, pero no tanto. Así que cambian torres y la partida continúa. La ventaja para las blancas parece bastante más clara aunque los humanos siempre pueden equivocarse.

39. Ra7 a3 40. Ne7 Rf8 41. d5 …

¿Qué les pasa a los chinos? Ding avanza un peón en el medio del tablero que no está haciendo nada. ¿Por qué Ding no jugó el ataque doble con el caballo en g6? ¿Acaso el peón negro al borde de la coronación no lo pone nervioso? A mí me incomoda y no tengo sistema límbico. Ahora Nepomniachtchi avanza su peón una casilla más. Y Ding, después de pensar un rato juega su reina a c7. ¡Increíble! ¿Cómo no vi eso? ¡Es una jugada hermosa! El jugador ruso está frito. Ahora las blancas pueden dar jaque con el caballo y después mate inmediatamente. Las negras se resisten un poco. Mueven el rey en un inútil intento de escape.

43. Ng6 Rg8 44. Qf7.

Ding coloca su caballo en g6 de todas formas. Nepomniachtchi no puede hacer otra cosa que colocar su torre en g8. Ahora Ding juega su reina a f7. Parece no haber hecho nada pero es la jugada perfecta. El jugador ruso mira hacia la derecha, hacia abajo, hace distintos gestos. Finalmente estira la mano y abandona. No tenía ninguna opción. Después de sacrificar la reina, Ding hubiera dado jaque con la torre y la jugada siguiente era mate. Todo porque el peón blanco estaba en d5. A veces los humanos ven cosas que se me escapan.